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Fiestas

Emy estaba sentada en la mesa del comedor, rodeada de papeles y cubiertas de chocolate metálicas. A su espalda había cinco bolsas de Kisses vacias. El hada estaba trabajando en abrir la sexta bolsa, contemplando su lista de quehaceres:

  • Ella – comida
  • Aucarod – Nieve
  • Lani – Decoraciones
  • Andrea – Regalos
  • Nikolai – Invitaciones
  • Solrac – Transporte

Estaba por agregar a la lista un punto del intercambio del amigo secreto, mientras daba una mordida al décimo Kiss de la bolsa. Ella, Andrea y Lani seguramente cooperarían con facilidad, pero los chicos seguían molestos por lo de la natación. Todos en el cuartel sabian eso. “Ni aguantan nada” pensó el hada. Tal vez era hora de sacar las armas pesadas, es decir, esos poderes mágicos.

-¡Estos chocolates se van rapidísimo! -dijo Emy al revisar la bolsa y notar que solo quedaban dos chocolates más.- Tendré que hablar de esto con Ella, no es posible que haya tan pocos chocolates disponibles en este lugar.

********

-Pero, Ella… – se quejó Emy.
-Nada de peros. ¡Te comiste seis bolsas de chocolate! No estas pensando claramente.
-Fueron seis kilos, pero, ¿quién está contando?
-No más chocolate.
-Por hoy -dijo el hada en voz baja-. ¿Sobre lo otro que te pedí?
-Con una condición -Dijo enérgicamente la chica.
-¿Cuál?
-Tienes que invitar al Señor.
-Ella…
-Tú, personalmente.
-Hecho.

********

-No.
-Porfavor.
-No. Tú puedes hacerlo.
-Auki, ¡¡Porfiiiiiiiiis!!
-No, Emy, no.
-¡Aucarod!, tus poderes mágicos serán usados para hacer nieve y punto.
-¡Que no!
-¿Por qué no quieres ayudar?
-La última vez que lo intenté congelé un árbol.
-Pero ahora eres mejor -el hada intento animar a la chica-. ¿Y si consigo que Diómedes oculte cualquier desastre?
-¡Ya ves cómo no confías en mí? -gritó Aucarod.
-¡Pues entonces que lo haga todo Diómedes!
-¡Pues sí!
-No sé a que vine. ¡Diómedes es mejor con la magia!
-¡No lo es! ¡Mi nieve sería real!
-¡Pero la de Diómedes es mejor! Me iré con él. -El hada plantó su pequeño pie en el suelo.
-¡No, yo lo haré! -gritó Aucarod con convicción.
-¡No!
-¡Sí!
-Ok, eres un amor. Nos vemos en la fiesta.

********

-… solo tendrías que aparecer las decoraciones y el pino.
-¿Seis kilos de chocolate?
-No, solo los adornos -aclaró el hada.
-No puedo creer que hayas comido seis kilos de chocolate.
-¿Por qué todos se fijan en eso? -preguntó Emy molesta-. ¿Puedes o no puedes?
-Puedo. ¿También quieres que haga los regalos?
-No, esa tarea es para alguien más.
-¿Invitaciones?
-Nikolai.
Lani soltó una risa.
-Suerte con eso, Emy. Nikolai está muy molesto contigo.
El hada sonrió un poco. Lani meneó la cabeza, pues entendió rápidamente lo que traía el hada entre manos.
-Por eso es que todos aquí temen tus locas ideas.
-Por favor, ninguna loca idea es fácil de llevar a cabo.
-Lo sé.
-Diseñame algo salido de los mismísimos cuentos del señor Dickens -El hada guiñó un ojo a la gitana.

********

-Andrea, regalos.
-¿Para todos?
-¿Algún problema? -gruñó el hada.
-No. Kyra no esta aquí.
El hada hizo un sonido extraño de decepción y se tiró sobre un cojín en el sillón.
-¿Seis kilos de chocolate? Gracias por invitar.
Emy lanzó una mirada molesta a Andrea.
-Ya no hay, por si pensabas aprovechar -comentó Emy-. ¿A dónde fue Kyra?
-Están trabajando en la siguiente entrega de su historia.
-¡Ay, no!
-¿De verdad crees que te va a ayudar?
-¿Por qué no? Estaba fascinada en la competencia.
-Pero su Nikolai está enojado contigo, por ende, ella está enojada contigo.
-Lo dudo. Pero no va a ser fácil que me ayude. Aparte tengo que ir a pedirle personalmente al Señor que vaya a la fiesta con todos nosotros.
-¿Esa fue la condición de Ella? Suerte con eso.
-¿Tú te puedes encargar de que Sólrac nos ayude a traer gente en su dragón y que Nikolai invite a todos?
-¿Pretendes que Nikolai y Sólrac trabajen juntos después de que Sólrac ganó la carrera?
-¿Sí?
-Por eso eres mi persona favorita. Yo puedo hacer eso.

********

Emy no tenía la menor idea de cómo hacer que el Señor asistiera a la reunion navideña con todos los demás. La verdad era la única persona a la que nunca le pedía nada ni le hacia bromas. La verdad es que la intimidaba un poco. Pero sin él no había Ella, sin Ella no había comida y sin comida no había fiesta. Aparte, ya le estaba dando hambre. Tomando fuerza de sus seis kilos de chocolate, caminó hasta donde estaba la habitación del Señor. Creció su tamaño para no parecer tan insignificante ante él, pero se dejó sus alas y su traje de hada. Ella también sabía usar la magia, y lo haría si era necesario. Tocó la puerta y esperó.
-¿Sí? -respondió la sonora voz del demonio.
-¿Señor?
-Ah, eres el hada que anda organizando la fiesta -respondió-. Creo que no puedo ayudarte en nada.
-No… no es nada de ayuda… Bueno, un poco… verá… -Emy estaba muy nerviosa y no atinaba a terminar bien sus pensamientos.
El señor abrió más la puerta y la invitó a pasar. El espacio era agradable y de buen gusto, lejos de la cueva en la que pensaba que vivía; sin embargo, se sentía que una persona de carácter fuerte habitaba en él.
-¿Entonces? -El señor midió con su mirada las intenciones del hada.
-Ella me pidió que lo invitara. Si no, no llevaba la comida -escupió Emy las palabras.
-Ya veo. ¿Y los demás?
-No importan -tragó saliva el hada. La verdad es que todos le temían un poco, excepto Ella e Isabel.
-¿Y tú?
Emy tenía un poco de miedo de responder. La verdad es que sí le temía. Por eso nunca era parte de sus planes. Y el hada entendía claramente las intenciones de Ella al pedirle esto.
-Está bien si vienes, pero no estás obligado.
-No es lo que he escuchado sobre ti. Soy fan de tu trabajo. Mira que obligar a esos tres a nadar enfrente de todo el mundo… malévolo en verdad.
Emy se sonrojó un poco.
-Bueno, a veces se me pasa un poco la mano…
-No, eso fue maravilloso. ¿Té?
-No, gracias. Solo me gustaría saber si irás o no. Y, ya sabes, avisarle a Ella.
-Dile a Ella que lleve la comida.

********

Andrea cumplió con su trabajo. Nikolai y Sólrac trajeron a todos a la fiesta. Lani apareció un pino de navidad gigantesco adornado con luces, moños y esferas de colores rojos, verdes y dorados. Todas las mesas tenían un arreglo de velas y ramas de pino, manteles rojos y platos blancos que serían adornados con la comida de Ella.
Los regalos estaban todos marcados con el nombre de cada quién, nadie se quedó fuera. Andrea también llevó bolsitas con regalos y dulces para cada uno de los participantes y algunos regalos chuscos para una dinámica.
Al finalizar la cena, Aucarod hizo caer nieve. Primero afuera del salón y luego adentro. Se iniciaron algunas peleas con bolas de nieve y al finalizar se abrieron los regalos. Todos pasaron un excelente rato.
Al final, Emy se quedó en el salón, recargada en uno de los centros de mesa, leyendo algunas de las notas de agradecimiento de los asistentes mientras comía lo último del pastel que había preparado Ella.
-Esto estaba en un rincón para ti, Emy -dijo Andrea-. Nos vemos en la casa cuando termines -se despidió la estrella.
Emy leyó la nota:

Gracias por la fiesta. Sigo siendo fan del modo en que manipulas a todos y consigues lo que quieres. Debemos hablar pronto e intercambiar notas. Ella me comentó lo del chocolate. Disfruta.

La nota del Señor venía acompañada de una caja con seis bolsas de Kisses. El hada sonrió.

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